¡Hola!
¿Ya prepararon su cafecito?
En términos generales la palabra catalizar o catálisis se implementa mucho en procesos químicos e inclusive para referirse a la mecánica automotriz cuando hacemos énfasis en el convertidor catalítico. Pero también podemos implementar este término para referirnos a una atracción de sentimientos, emociones, fuerzas u opiniones, creo que viéndolo desde un ángulo científico podríamos decir que también pueden ser reacciones químicas en nuestro cuerpo ¿cierto? Muchas veces nos enfrentamos a diversas situaciones y por consiguiente a numerosas cantidades de emociones que hacen un recorrido por nuestro cuerpo, se activa nuestro sistema cardiovascular y neurológico a mil por hora. Logramos estimular todos nuestros sentidos y empezamos a reaccionar, actuar conforme a nuestras emociones. Pero la pregunta radica en lo siguiente, ¿qué hacer con los resultados después del hecho? Vamos a partir desde un punto de vista en común, todos nosotros somos hechos de carne y hueso, padecemos, sentimos y por más difícil que sea reconocerlo somos vulnerables ante el espejo, nuestras familias o solamente en intimidad con Dios.
Creo que la mayoría de nosotros podríamos decir que estas reacciones en nuestro ser nos mueven y motivan actuar conforme nos vamos sintiendo. Lo cierto del caso es que muchas veces queremos depender de nuestro control para manejar nuestras circunstancias y no encontramos mansedumbre para esperar en lo que aún no se ve por nuestros ojos físicos. Cuando metemos mano en los planes de Dios en realidad lo que estamos haciendo es metiendo las patas, desafortunadamente no tenemos la capacidad para controlar los tiempos, los hemisferios y tampoco las reacciones químicas. Nadie, absolutamente nadie en esta tierra puede ser catalizador de tu vida sin mover o tergiversar su esencia como Dios, solo él puede controlar los tiempos, las reacciones de tu cuerpo, el encuentro de tus promesas, acelerar o atrasar situaciones sin que se vea alterado el resultado que él tenía ya deparado para tu vida. En mis días de insolencia contra Dios (porque creía tener ese poder de manejar mi vida a mi antojo sin tener que enfrentar consecuencias – ignorancia absoluta) yo trataba de catalizar mis emociones para beneficio propio y satisfacción instantánea. Después del hecho me encontraba convertida en víctima de mi propio invento, pues yo no tengo el poder de permanecer inmovible e intocable, ¡vaya descubrimiento! ¿Pero en qué cabeza cabe? Pues en la mía, vivía vagabundeo con esa filosofía de vida que se difuminaba cuando mis pies tocaban la realidad de una manera tan abrupta.
En diferentes ocasiones he escuchado diferentes audios donde predicadores dicen que nosotros queremos todo de una manera instantánea y cuando no obtenemos resultados pues nos revelamos, hacemos berrinche y tiramos la toalla. Todo lo queremos por auto-servicio, a un pedir de bocas y entre menos sea la espera mejor para la satisfacción de nuestras emociones, pero a veces resulta que en realidad no estamos listos para recibir las promesas de Dios o nos adelantamos en la espera porque nos dejamos llevar por la desesperación y en realidad actuamos por ansiedad y no por sabiduría. Poco a poco logro entender más de los tiempos de Dios, la verdad no se en que momento me concientice que era mejor entregarle y someterle todo a Dios y dejar que el disponga en mi vida. Es un reto sentir tantas emociones que impulsan actuar y descartar la posibilidad de someterte al poder del Espíritu Santo. Pues ponernos los lentes espirituales y ver por medio de la fe necesita también estar acompañado por el auto-control y mansedumbre que solo Dios puede proporcionar. En realidad cuando le permites a Dios trabajar a su manera sin tratar de encasillarlo y te retas a ti mismo a sentarte y observar vas viendo como el acomoda fichas a su antojo y te das cuenta que sin su mano jamás hubieses conseguido los mismos resultados. El todo lo ve, todo lo conoce y lo que para nosotros se encuentra oculto para él es visible por lo tanto pretender catalizar nuestros movimientos y emociones sin influenciar nuestro elemento es imposible. Cuando Dios parece estar calladito en realidad lo que está haciendo es trabajando, acomodando, quitando, restaurando, liberando y despejando las áreas de tu vida para que cuando sea el momento que el eligió para ti puedas seguir tu marcha en fe y él te llevara a ese lugar donde él quiere que llegues justo en su tiempo indicado y todo estará preparado para ti. Sométele todas tus emociones a Jesús, pídele al poder del Espíritu Santo para guiarte en tus días, entrégale lo que con tanta reserva guardas en tu corazón y de rodillas espera en él. Él no te dejara abandonado y no dejara que caigas en vergüenza (Josué 1:5, Romanos 10:11).¿Entonces porque hablar de catalizar? Porque Dios es el único con la capacidad de la acelerar, atrasar o interferir en cualquier situación sin alterar lo que él representa (Santiago 1:17, Números 23:19, Salmos 33:11).
Esperando como siempre que estas publicaciones lleguen a tu corazón y que el poder del Espíritu Santo vuelque tu corazón de tal manera que llegue a donde mis palabras no pueden llegar. Lo que escribo viene con un corazón sensible a tu situación o circunstancia, sin ninguna intención de que te sientas juzgado o condenado. Por el contrario permítele a Jesús que te ensene de su gracia, reconociendo en todo momento que si no fuera por eso no habría ni una milésima de fragmento para compartirles en mi blog (1 Corintios 15:10, Hebreos 4:16, 2 Corintios 12:8-9). Dios no necesita de nuestra ayuda para nada, en realidad lo que el anhela es que confiemos en el como la como la única sustancia de nuestra vida que permanece inalterada.
¡Dios les bendiga!