M A T E R N I D A D en todo su esplendor y en un sentido completo de la palabra trae consigo un alud de emociones. Es un diario vivir entre la miel-vinagre, dulce-amargo, luz-oscuridad, colores-transparencia, tormentas-calmas y sobre todo en amarles-ESTAMPILLARLES. Es de esas cosas en tu vida que por amor a ellos quieres tirar la toalla y salir corriendo porque si te quedas no sabes que sería de ellos, la verdad aunque solo tengo una hija muchas veces me encuentro al frente de una pared en blanco donde tengo plena libertad de plasmar el más hermoso de los paisajes en un lienzo o quizás simplemente desbocarme en grafitis oscuros, porque esto es la labor cotidiana de una madre e inclusive de un padre que se enfrenta en una crianza a solas. Todos los días sin excepción nos enfrentamos a realidades tan absurdas de entender y aun no logro poner el dedo en el blanco para descifrar un balance perfecto. Sinceramente creo que el planificar tener hijos es completamente diferente a que te lleguen sin planearlos, por lo menos cuando planeas es porque ya has pensado en otros por menores y te preparas mental y emocionalmente de cierta manera para convertirte en padre de familia en términos generales. Pero cuando no los planeas y llegan sin invitación para invadir tu vida, entonces estas en desventaja porque ni siquiera te diste la oportunidad de considerarlo. Pero si ahí se detuviera todo ¿cierto? Pensamos que quizás ese será el reto más grande y la verdad es que no tenemos ni idea de lo que nos espera por delante. Como dicen por ahí: “tenerlos es la parte fácil”.
Las personas que me conocen y aun los que me están conociendo por los relatos de este BLOG, quizás pueden percibir el amor que le tengo a mi hija y podrán deducir que mi amor hacia ella puede traspasar barreras quizás de muchos calibres (solo por la gracia de Dios). Pero sinceramente mi hija con todo y lo adorable que puede ser me lleva a ese punto límite donde me convierto en una mamá bastante fea y poco recomendable. Dicen que Dios tiene muy buen sentido del humor porque a veces nos pone de frente unos retos que lo único que puedes hacer es sentarte, reírte y tomar aire para poder seguir. No sé cuántos pueden identificarse conmigo pero ahí si como el cuento: “no es lo mismo llamar al chucho, que verlo venir”, pues la verdad después que paso lo de mi embarazo y esa etapa de mi vida inconclusa, fui tan ilusa de pensar que ya había pasado lo más difícil y poco a poco me doy cuenta que esto aún apenas comienza. ¿Cómo logramos mantener la sanidad y estabilidad mental – emocional sin perdernos en el ojo del huracán? Para mí ha sido la dependencia de Dios ante todo y someter mis emociones como madre delante de Jesús e implorarle al Espíritu Santo que me brinde de su sabiduría y solidaridad porque como humano siento perder la tabla y los estribos. Enfrentamos tantos retos a diario y cuando te enfrentas a esto a solas no puedes soltarle las riendas a tu compañero(a) pues ellos no están presentes, no puedes decir sabes que: “voy a salir y tomar aire o quiero tomarme un tiempo para reestructurarme un poco porque voy a explotar”. Desafortunadamente te toca mantenerte en una sola pieza porque aunque es necesario mostrar vulnerabilidad, también es casi mandatorio no mostrarte descontrolada delante de ellos.
¿Entonces cómo hacemos para mantener ese balance? ¿Dónde podemos encontrar la poción mágica? ¡JA! Creo que ese es el reto más grande para mí porque mi hija está pasando por una etapa de ser niña a convertirse en adolescente y esto significa que las hormonas de ella se enfrentan con las mías y descaradamente se declaran la guerra. Somos de caracteres tan diferentes, mi hija es tan parecida a su padre y eso que el tiempo que ellos pasan juntos es súper limitado y esto es otro reto completamente aparte de lo común y aunque la adoro muchas veces me toca meter cambios a lo loco saltando de neutro a tercera, y bajar a primera y de repente estoy en quinta y la verdad lo único que quiero es poner el freno de emergencia y salir corriendo. Es que a solas no se puede, es muy agotador y la verdad no vale la pena enfrentar este gigante de Goliat a solas. Por eso si sienten muchas veces que las fuerzas no les dan, a ponerse las rodilleras de bicicleta todo terreno y postrarse delante de Dios en oración. No podemos permitirnos el lujo de abandonar a nuestros hijos o que manipulen nuestra vida y que ellos dictaminen como los vamos a criar. Tenemos que amarrarnos los pantalones y con amor implacable enseñarles el respeto hacia nosotros, hacia las personas mayores y hacia otros en general. Pero esto todo comienza por nosotros, yo aún no logro entender como hay padres de familia (padre y madre juntos) que pierden las riendas y permiten que sus hijos(a) se comporten como desbocados, no me cabe en la cabeza como un equipo de dos tiene a sus hijos(a) haciendo hasta para vender encima de ellos. Pero ese es otro tema completamente aparte y desconocido para mí.
Yo lo que quiero es motivarles a mantenerse firmes y presentes en cada etapa por más difícil que sea, cuando ya el día ha culminado y lo único que quieres es esconderte en un rincón, recuerda que no estás sola(o), que tienes al padre de todos respaldándote y mientras confíes y dependas de él no permitirá que caigas en vergüenza (Salmo 121:3) y veras que tendrás fuerzas que no logras entender de donde las sacas y empezaras a ver tu situación como una oportunidad de que Dios se glorifique en ti. Los hijos(a) son una bendición de Dios y esto es bíblico (Salmos 127:3) y como tal es nuestro deber enseñarles e instruirlos en la vida con amor y con sabiduría porque aunque sea difícil reconocerlo muchas veces sin querer podemos ser esa piedra de tropiezo en su caminar y esto es una realidad espantosa el darnos cuenta que somos a veces responsables de las heridas más profundas que marcan las vidas de ellos y cómo se comportan en su adultez. Esto es lo que a mi ayuda, dependencia de Dios (Isaias 41:13), buscar recursos y ver el lado positivo de cada situación. Cuando ya llega la noche y ellos están dormidos, póstrate al lado de su cama, úngeles con aceite y ora por ellos, por ti y para que Dios sea el comienzo y fin de tus días. En la parte inferior les daré los nombres de algunos libros que a mí me han ayudado. Toma ventaja de robarte el tiempo para oxigenar tu mente y ajustarte un poco, quizás una clase de pintura, una visita a la playa o simplemente compartir con una amiga una buena película de comedia. Pidiendo que Dios te ilumine, te llene y te brinde su paz, gozo, mansedumbre ante toda situación y carácter firme cuando sea necesario (Efesios 6:4).
Libros que recomiendo son:
- How we love our kids – Milan & Kay Yerkovich
- Bringing up girls – Dr. James Dobson
- Lo que no te dice tu hija – Susie Shellenberger y Kathy Gowler
- Six ways to keep the Little in your girl – Dannah Gresh
- Crianza sin remordimientos – Catherine Hickem
- 5 lenguajes del amor de los niños – Gary Chapman
En la aplicación de la biblia también hay muchos planes que pueden buscar de crianza en diferentes aspectos